Viendo que el efecto 2000 no nos rompió los ordenadores
ni los microondas, nos pusimos como locos a comprar teléfonos móviles,
modernizar todo lo posible en casa, más tarde adquirimos tablets, i-pods,
e-books, portátiles, de todo lo que funcione solo y con batería, para poder
sacarlo de casa, o tumbarnos en el sofá con algo entre las manos que no
implique casi ni pensar.
Pero la tecnología es… regular na más. Ya se vio con el
desarrollo industrial, ¡una máquina que trabaja como diez hombres! Qué maravilla,
qué gustazo, qué comodidad… Que me sobran entonces diez hombres, diez sueldos
menos. Qué maravilla, qué gustazo, qué comodidad…
Y en eso seguimos, ahora ya no es una máquina que trabaja
como diez hombres, es que ya lo hacen todo. Sí, todo, y cada vez lo vemos más a
menudo y no nos ponemos nerviosos. El estanco una máquina en el bar; el
cocinero un robot de cocina; las agencias de viaje una app en el teléfono; cada
vez más máquinas, cada vez menos humanos. Llamas por teléfono a una empresa,
sale una máquina que te pide que marques números. Mañana sales a la carretera y
ves coches sin conductor, llegas al hotel y te atiende un dinosaurio con traje
de botones, vas al bar y hay un robot que te pone las cañas con acento a
elegir.
El turismo es el sector que más está acogiendo/sufriendo/aprovechando
esta situación. En abril se realizó la I edición del Spain Tourism Tech Week,
que reunió en San Francisco pymes españolas desarrolladoras de tecnología para
el sector turístico, con la intención de poner en marcha el entorno tecnológico
más dinámico del mundo, con iniciativa formativa y comercial.
El sector dominante en la actividad comercial en la web
es el turismo, con agencias de viajes, operadores y apps que hacen casi el 21%
del volumen de negocio. Transporte aéreo y prendas de vestir completan el
podio, con unos lejanos 13 y 6% de volumen respectivamente. Este dominio e
importancia, hace que sufra un riesgo muy alto de robotizarse. Ahora bien, ¿es
la robótica un entretenimiento o puede llegar a ser un sustituto del empleado? Incluso
se plantea otra cuestión: ¿puede generar más puestos de trabajo?
Hay tantas opiniones como personas, obviamente. Los que
temen, sólo lo ven como sustitutos, los que no, los ven como una mejora en sus
establecimientos. Pongamos un ejemplo claro y conocido: Mario. Por el nombre ni
yo sé quién es. Pues Mario es el robot del hotel belga que realiza varias
funciones en varios departamentos. Al hablar 19 idiomas lo hace perfecto para
recepción, pero es que en los banquetes y reuniones, sirve como lector
automático de presentaciones, o similares. De forma que sobran recepcionistas y
ayudantes de sala. ¡Pero sorpresa! Resulta que es tan bueno, que el hotel es un
éxito y necesitan contratar más empleados para “ayudar” a Mario en los servicios
que no él (por ahora) no presta. Como jefe de recepción o cocina. Por cierto,
ha logrado el título de «primer humanoide en un hotel europeo». Mario constituye
la prueba de que el turismo corre un riesgo de automatización del 86,7%.
«Todavía estamos explorando las posibilidades de la
tecnología, cada día descubrimos algo nuevo, esto es sólo el principio de la
introducción de los robots en el sector», según el director general del Ghent
Marriott Hotel, Roger Langhout, durante una de las conferencias celebradas en
ITB Berlín este mismo año.
Por otro lado, siguiendo el hilo de la tecnología, el
presidente de la Asociación Española de Expertos Científicos en Turismo,
Eduardo Parra declara que el gran desafío del sector será adaptarse a la
transformación digital y a la tecnología. “Todo lo relacionado con el concepto
smart, es decir, lo que nos permite estar muy conectados tecnológicamente, será
una de las grandes claves. En los próximos años la búsqueda de soluciones
rápidas será fundamental”, advierte.
Las gafas de realidad virtual son claro ejemplo. Ya mismo
existe la opción de ver otros países y horizontes nuevos a través de estos
aparatos. ¿Hacia dónde vamos? Va a llegar un día en que los hoteles,
restaurantes y espacios turísticos estarán llenos de robots con cámaras de vídeo
que retransmitirán en riguroso directo todo lo que les rodea para que lo
podamos ver tumbados en casa, tan tranquilos. Y si nos parece aburrido, pues ni
mandamos el robot de turismo. Ponemos las gafas en modo histórico y nos rodeamos
de cavernícolas de la era paleolítica para hacer togloturismo en casa.
Lo que habrá que ver…